Juan Orlando Hernández, último latino condenado en tribunales de Estados Unidos
by Fernando |
Tegucigalpa .- El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue condenado a 45 años de prisión más 5 años de libertad vigilada en Estados Unidos por delitos relacionados con narcotráfico.
Esta sentencia marca el último capítulo en una serie de casos que involucran a prominentes líderes latinoamericanos enfrentando la justicia estadounidense por crímenes similares.
El primer caso de alto perfil fue el de Manuel Antonio Noriega, dictador de Panamá, condenado en 1992 a 40 años de cárcel por narcotráfico. Le siguieron exgobernantes de México, Guatemala, Honduras y Venezuela, entre otros.
Este fenómeno no se limita a líderes políticos; también incluye a prominentes figuras del crimen organizado como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán y Dairo Antonio Úsuga ‘Otoniel’.
En el caso de Panamá, Ricardo Martinelli, expresidente, fue absuelto inicialmente en 2019 por el escándalo de las escuchas, pero posteriormente condenado en 2023 por el caso ‘New Business’. Sus hijos, Ricardo Alberto y Luis Enrique Martinelli, fueron sentenciados en 2022 por lavado de dinero relacionado con Odebrecht.
En Guatemala, Alfonso Portillo cumplió una condena en EE.UU. por lavado de dinero antes de regresar a su país. Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México, enfrenta cargos de narcotráfico y corrupción en un juicio aún pendiente. Cliver Alcalá Cordones de Venezuela fue condenado en 2024 por narcoterrorismo y apoyo a las FARC colombianas. Alejandro Toledo de Perú fue extraditado por sobornos de Odebrecht, aunque su juicio ocurrió en su país.
Delitos que trascienden
Estos casos destacan la compleja relación entre América Latina y Estados Unidos en términos de justicia transnacional, donde los delitos de corrupción y narcotráfico trascienden fronteras nacionales.
La extradición y enjuiciamiento de estos líderes plantea preguntas sobre soberanía, cooperación internacional y la efectividad de los sistemas judiciales tanto en los países de origen como en Estados Unidos.
La historia de Hernández y otros refleja un patrón continuo de figuras políticas y criminales latinoamericanas enfrentando la ley en Estados Unidos, marcando un fenómeno persistente en la región.