La cara que no se ve de estas festividades, es la difícil Navidad que pasarán los migrantes lejos de sus familias.

En esta época de amor y unión familiar, donde las casas se llenan de alegría, música, comidas tradicionales y amplias mesas acogidas por el calor de un hogar; en las calles de Honduras, migrantes celebran navidad lejos de los suyos.

Acampando en parques públicos y en aceras, cubriéndose del frio y cuidándose los unos a los otros en su intento por tener un futuro mejor, los migrantes venezolanos y de otra nacionalidades que están en tránsito por Honduras, aseguran estar tristes por la lejanía de sus familias en estas fechas.

Madres con bebés en brazos, otras con 2 o tres niños, solas o junto a sus parejas sentimentales, hacen lo posible por dar alimento, calor y protección a sus pequeños en esta época de bajas temperaturas.

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Wilmaris, una migrante venezolana, quien viaja junto a su hija, contó a ICN.Digital que, esta navidad “es muy duro porque no estas con tu familia y no compartes con ellos”.

Entre lágrimas, la migrante contó quizá a través de una videollamada podrá comunicarse con su hermana en esta natividad.

Destacó que los hondureños han sido muy solidarios al llevarles alimento, ropa y otras cosas básicas. Sin embargo, su estadía en este y cualquier otro país continúa siendo muy difícil.

Según las cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), en lo que va del 2023 un total de 522 mil 291 personas han ingresado al país de manera irregular en su camino hacia el norte del continente.

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